Y aunque no estemos en época navideña ni el Viejo Pascuero vaya a tener un aterrizaje fuera de temporada en la región, lo cierto es que la llegada del nuevo gobierno, a partir del próximo 11 de marzo, se ha convertido en un buen escenario para que varias figuras locales comiencen a hacer su pliego de peticiones para Valparaíso.
Ahora que ya se conoció el nuevo gabinete es solo cuestión de tiempo para conocer al resto de las autoridades, incluidas las regionales, que asumirán junto a Sebastián Piñera. De hecho, mientras el jefe de Estado electo se prepara para pasar dos semanas en el sur, su recién nominado ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel, continúa recibiendo las listas de los partidos para la designación de subsecretarios e intendentes. Ambos debieran darse a conocer en la segunda quincena de febrero.
Varios de los nombres propuestos para asumir el máximo cargo regional han sido vox populi. Lo interesante es que en los últimos días, ha habido varios actores de la zona que ya comenzaron a hacer público un pliego de peticiones que –en algunos casos- habían guardado con celo durante los últimos cuatro años y que esperan que el presidente electo y su intendente tomen en consideración a la hora de definir la hoja de ruta para Valparaíso.
Los gremios ligados a la producción y el comercio, entre otros actores, partieron por hacer patente sus preocupaciones: reactivar las inversiones en la zona –algunas de las cuales se encuentran detenidas- pero por sobre todo, poner énfasis en darle certezas a los inversionistas para que se atrevan con nuevos proyectos, lo que debiera repercutir en la creación de nuevos empleos.
En ese sentido, algunos sectores vieron con tranquilidad la nominación de la ingeniera Gloria Hutt como ministra de Transportes. De hecho, quien sea designado como intendente deberá generar buenas relaciones con la secretaria de Estado si espera clarificar algunos de los temas que se mantienen en ascuas: ¿Qué decisión se tomará respecto del Terminal Dos o incluso, habrá realmente alguna determinación o se seguirá esperando “el momento” de hacerlo? ¿Se confirmará la construcción del puerto a gran escala en San Antonio o todavía puede haber marcha atrás en la decisión?
No son esas las únicas preguntas que esperan la llegada de las nuevas autoridades. ¿Será una realidad el tren rápido entre Valparaíso y Santiago como lo prometió el mismo presidente electo en su programa de gobierno? ¿Saldremos de una política centrada netamente en el Transantiago para pensar también en el sistema de transporte de las regiones o todo continuará igual?
Las incógnitas que recibirán al próximo intendente no terminan allí. La posibilidad de rehabilitar el aeropuerto de Torquemada también sigue en la retina y el futuro del sector Barón –post naufragio de la construcción del mall- continúa en la incertidumbre. ¿Qué se hará para revitalizar esa zona?
La planificación habitacional y los permisos de edificación sin ninguna lógica son temas a los que también deberá poner atención el nuevo gobierno regional, para no dejar de lado el futuro de los campamentos. ¿Qué harán las flamantes autoridades con asentamientos como el Manuel Bustos o
Felipe Camiroaga? ¿Continuarán pendientes del borde costero –como ha sido hasta ahora- cerrando los ojos cada vez que suben y se alejan del plan? ¿Habrá algún tipo de política concreta para –más allá de las viviendas sociales y su déficit en la región- inyectarle dignidad a la vena a las miles de familias que se apretujan en el campamento más grande de Chile?
Lo cierto es que, como rezan las leyes más básicas de la economía –las que Sebastián Piñera conoce muy bien- las necesidades son múltiples y los recursos infinitamente escasos. Quien asuma como intendente a partir de marzo deberá, junto a su gobierno, definir las prioridades para una región que viene siendo postergada hace décadas y cuyos problemas se arrastran de gobierno en gobierno.
El escenario para quien sea designado a la cabeza de Valparaíso será un enorme desafío. Pero además, considerando que será el último intendente designado por el Presidente de la República previo a las elecciones de 2021, tendrá una responsabilidad política: lograr una gestión exitosa y una política comunicacional ídem, que le permita que el primer gobernador regional electo mantenga el cargo en manos de su coalición y no entregue, desde antes incluso, el poder a su adversario.